top of page

Pretextos, Referencias y Posdatas

  • gabrielagarzaservin@gmail.com
  • 4 ene 2013
  • 3 Min. de lectura

¿Qué personaje quiero ser ?.. ¿Cómo, quién, quiero ser?.. ¿Cómo hay que ser?..

Con el pretexto de crecer, en mi caso particular me hice conscientemente desde muy niña una observadora de los adultos e inclusive, concebí el "Ser como", particularidad bien aplicada sobre todo por las damas a mi alrededor a quienes inclusive oí decir: "así me parezco más a Rocío Dúrcal", hablando en referencia a una prenda o un peinado; hoy ya llegamos al extremo en el que se puede pedir: hágame la nariz como la de... o el pecho igualito al de... para qué me quieran igual que la pareja de telenovela en el romance de moda.

No menos impactante en mi caso particular, siendo maestra de kínder, es el juego recurrente en el que los alumnos reproducen los modos, muecas, modales y ademanes de una servidora, para jugar a ser GABY. En años recientes oí el juego entre niñas pero este año se tornó alternativo e inclusive, un niño eligió ser ¡Yo! Otro día mientras les mostraba un video de una canción de números, fue una gran sorpresa cuando un pequeño dijo “yo quiero ser el siete”, otro “yo el de color morado” y uno más gritó para que no se lo ganarán: “¡Yo quiero ser el millón! ¿Cómo se es un número?, me preguntaba. Al menos conscientemente porque de algún modo u otro ya todos lo somos.

En el menú de los modelos a seguir, me gustaba la tía que todo lo resolvía, la prima que tenía ropa bonita y la portaba orgullosa porque la hacía ella misma; me encantaba el papá de mi amiga que tenía una voz gruesa y peso en las palabras que decía; me inspiraba aquella maestra que viajaba y relataba sus vivencias emocionada dejando a un lado los textos comunes, o la que repartía amorosos apapachos que sí se sentían cariñosos; y más tarde me topé con el compañero de trabajo que decía groserías tan bien ubicadas; gente al paso que se distinguía por actitudes muy propias.

A la par estaban aquellas contrastantes personalidades que uno tiene delante y pues, por la razón que sea marcan un patrón no menos interesante pero, en mi caso, poco atractivo, como el tío mentirosísissimo; la vecina tan planchada, discreta, con su cabello tan perfectamente estirado que dolía verla; mi adorada abuela estacionada en cientos de quejas mutilantes; el sentimental compañero de primaria para quien cada evento era un sollozo profundo (y hasta la fecha lo es); y luego esos que son como son y viven como surfeando el día, como la distraída amiga de mamá que nos daba papel de baño para utilizar durante la comida como servilletas y claro no tenía, porque literal uno encontraba servilletas de papel en los baños.

Y porque la gente es como es, pues sería como una elección con variables, ¿no?

Recuerdo aquella reunión en que se hizo un silencio intenso cuando se lanzó al aire con dirección específica la pregunta: ¿Eres la esposa de tu marido? o ¿La madre de sus hijos? Todas sabíamos la respuesta menos la cuestionada, para quien el contestar debía ser como ella: una mujer que debía ser como es debido ser. Con ese mismo enredo se quedó ella seguramente; en realidad escucho que no había sido nunca quien debería ser, sino que vivió en la complacencia de un patrón del cual ya ni su esposo, ni sus hijos eran parte.

Hoy nos hemos convertidos en personajes virtuales, poco recordamos cómo nos relacionábamos, cómo fuimos, cómo existimos antes de Facebook, donde individualmente llevamos a la pantalla magníficas producciones que nos identifican, primero como el ideal de nosotros mismos para luego restregarlo al público en general.

Nuestras aptitudes y virtudes son pocas en comparación a cualquier Súper héroe inexistente, porque con tanta bondad volando al infinito ciberespacio, además resultamos protectores, comprensivos, filósofos y compasivos.

Gran sorpresa fue enterarme que en nuestra ciudad el ochenta por ciento de los libros que se compran son de autoayuda. Como comentario complementario el otro veinte está destinado a publicaciones para niños, en particular de los llamados "libros objeto", aquellos que se tocan, recortan, tienen sonidos, etc...

Este dato me dice, además de todo lo que podamos pensar, que somos una población "en construcción", buscando cómo ser en un entorno con pocos ejemplos.

Creo que nos hemos puesto tantos personajes encima, que ya estamos ¡agotados!

Posdata: Más allá de los temperamentos y las características limitantes o propiciantes de cualquier entorno, el reto es que no acabemos siendo ni parecidos a lo que no queramos y sí, porqué no, que cambiemos. ¡Se vale!..

No está fácil ¿Qué Personajes elijo? Matarile/rilerón. Escoja Usted. Sólo usted, por favor… Sólo Usted.


 
 
 

Comentarios


bottom of page